Ventanas.

Solo ruego compasión, nada más te pido. Fue solo un error de niña, de niña que soy, niña de 10 años que juega con muñecas, cuyas cabezas las he cortado para poder peinarlas con más facilidad. Entiende que me dolió más a mí que a ti. Fueron solo días en los que renací, no te lo niego, pero si me escucharas un instante... Esta bien, vé y continúa tu camino. Saldré por esa puerta de tu izquierda, sí, esa misma, y no mirarás cuando lo haga, no quiero que llores ni que me hables. Entiendo perfectamente, no quiero estropearlo más. Solo pido perdón por haber confundido las cosas, es que simplemente soy una niña de 10 años, ya te lo dije. No me volverás a ver, te lo prometo... También prometo que devolveré lo que te robé hace algunas semanas, ese corazón que tanto cuidabas, te lo mandaré por correo. Ah, y me gustaría que guardaras mis presentes, y que nunca me olvidaras. Yo estaré en ti, no me pidas más por favor, esto duele mucho, te podrás imaginar cuanto... Agradezco tu compañía y aquellas horas de tu vida que dulcemente me regalaste. Seré quien cuide de ti, estaré observándote desde aquella ventana, y por su puesto puedes llamar a aquella puerta cuando desees, pero me tendrás que hablar desde el otro lado, ya te dije, prometí no verte más. Es tan simple como eso, dejarme vivir como lo hacía antes de tu llegada a mis ojos, y tú vive como lo hacías antes de mi indiscreta llegada. Y nuevamente te pido perdón por haber roto ese corazón tan querido por ti, sé que no me lo habías prestado, y que yo lo tomé sin consultarte, a mi también me dolió créeme, es que lo encontré sumamente frustrado, ahí estaba él, agobiado por tu estable presencia, lo tomé y me lloró por ello, claramente después de haberlo hecho pedazos me odió, y lo entiendo, también entiendo que tú me odiaras por eso. Gracias por escucharme una vez más entre tantas. Si quisieras azúcar solo golpea mi puerta, como dije anteriormente, te la mandaré con mis perritos. Nada más de mi verás, solamente ventanas con mi foto, y algunos días oscuros solo verás cortinas multifacéticas que te saludarán. Si es que puedes, barre mi jardín y hazlo armónico como lo era en tiempos pasados, cuando jugábamos a las escondidas tras aquellos arbustos verdes. Ahora me retiro, es hora de la cena y ciertos ángeles esperan mi triunfal llegada. Un placer haberte conocido, y nuevamente pido disculpas por tal indebido gesto, es solo que te tomé un cariño especial, pero no volverá a pasar, creo que te lo dije, ahora seré yo y mis ángeles, nada mas de ti... Adiós.