El Mundo es Mío.

Y miro, y observo, y no encuentro grandes avances. Son simplemente cosas que quedan, pero son solo eso. No niego la felicidad, de hecho la poseo, algunos días más que otros, pero están ahí constantemente. Gracias, de verdad gracias, a todos. Y al cerrar los ojos veo sombras que voltean a mirarme, están en mí. Al abrirlos, se alejan fingiendo falta de importancia. Las acciones son crueles. Puedes criticar tu vida como desees, sin embargo, eres tú quien la modifica y crea. Yo la creé de este modo, y la critico a cada segundo, pero al segundo siguiente doy las gracias por poseerla. Y también la modifico a mi manera cuando se me dé la gana, y luego la extraño, y la vuelvo a modificar. Pero supongo que sabes que nunca cambiará su esencia, que nunca olvidará recuerdos ni momentos por mucho que la modifiques y vuelvas a crearla, son partes atómicas de la vida. Partes indispensables para volver a renacer. Y créeme que yo lo he hecho muchas veces durante mi estadía en planeta tierra. Pero mi forma de ser no cambia con solo quererlo, de hecho no cambia con nada. Si deseo algo, aunque se caiga el mundo sobre mí, lo buscaré, y si lo pierdo volveré a buscarlo. ¿No son los ideales los que se persiguen? Así dicen. Por eso les digo que si me encuentran perdida, es solo una modificación de vida; y que si al día siguiente me encuentran sonriente y alegre, es solo que extrañé mi esencia. Y si ahora soy feliz, es porque yo cree todas las razones que hicieran que así fuera. Y mi vida la creé yo. Tú ayudaste bastante, pero detrás de estos órganos, detrás del cristalino, detrás de las costillas, detrás de mis músculos, detrás de mis tímpanos, detrás de esta boca, detrás de esta piel, detrás de mi ser completo. El tiempo lo controlo yo. Mi temperatura la adecuo a mi actitud. La luz la regulo según mi forma. El mundo me lo creo yo, pero también se lo creo a los demás. El mundo es mío, nuevamente.