Es verdad eso que dicen, que siento cierto miedo a veces, pero a veces seguidamente, permanentemente. Las personas caminan frente a mí obstruyéndome el paso, y lo hacen riéndose de mí, lo hacen con gracia, como si supieran lo que se aferra a mí. Me maldicen con hechos y comentarios que me hacen dudar, pero no tienen el efecto deseado por ellos. Son pruebas que me recorren y me impulsan a la desdicha y a la traición mental, o hacia alguna fantasía inconclusa, con principio pero sin final.
Sigamos caminando. Aquél joven me miraba de reojos, y yo lo ignoraba, pues poca importancia tenía. Y me miraba en cada movimiento más que el anterior y yo deseaba su alejamiento.
Y cómo olvidar aquella declaración, en donde mi mente dejo de pensar por un segundo, aunque ya lo sabía, solo leerlo me paralizó, y recordé los hechos que provocaron que fuera así, y claro, yo lo provoqué.
Y ella. Ella. Ella. Ellas más bien dicho. Cuando la miro me da melancolía y ganas de tirarle el pelo y gritarle lo ganadora que soy, pues hace recordar mi sufrimiento. Y esa otra... esa otra me reprime y me empuja a la duda, me desafía a jugar con ella juego que no deseo. Ella está acostumbrada, por eso lo hace, y sé que lo practica porque poseo antecedentes, pero personalmente no me interesa, aunque no estaría mal tirar de su pelo y arrojarla al piso, y con unas tijeras arrancarle los ojos y aplastarlos con mi zapatilla mas linda que la de ella, por lo que he visto. En fin, que satánica soy.
Sigamos caminando. Aquél joven me miraba de reojos, y yo lo ignoraba, pues poca importancia tenía. Y me miraba en cada movimiento más que el anterior y yo deseaba su alejamiento.
Y cómo olvidar aquella declaración, en donde mi mente dejo de pensar por un segundo, aunque ya lo sabía, solo leerlo me paralizó, y recordé los hechos que provocaron que fuera así, y claro, yo lo provoqué.
Y ella. Ella. Ella. Ellas más bien dicho. Cuando la miro me da melancolía y ganas de tirarle el pelo y gritarle lo ganadora que soy, pues hace recordar mi sufrimiento. Y esa otra... esa otra me reprime y me empuja a la duda, me desafía a jugar con ella juego que no deseo. Ella está acostumbrada, por eso lo hace, y sé que lo practica porque poseo antecedentes, pero personalmente no me interesa, aunque no estaría mal tirar de su pelo y arrojarla al piso, y con unas tijeras arrancarle los ojos y aplastarlos con mi zapatilla mas linda que la de ella, por lo que he visto. En fin, que satánica soy.
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